Cuando fuimos a Costa Rica, uno de nuestros objetivos era intentar ver y fotografiar esta llamativa y diminuta rana, uno de los símbolos del país. Y lo conseguimos…. Su coloración llama poderosamente la atención. El verde de su dorso , sus característicos y únicos ojos de color rojo, sus patas naranjas, sus flancos azules…
Pero es una rana de hábitos nocturnos. Durante el día repliega y esconde todas sus partes más coloreadas y permanece camuflada pasando desapercibida. Toma la apariencia de un botón verde brillante entre las exuberantes hojas de los bosques tropicales húmedos donde habita. Pero cuando llega la noche, se despereza, se estira, y se muestra en todo su esplendor. Este repentino despliegue de color genera en muchas ocasiones un gran impacto en sus depredadores, aves y serpientes, lo que le proporciona la oportunidad de saltar rápidamente a un lugar más seguro.
Escrito por Aurelia Artolachipi
Foto: Manuel Campillo
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