Los peces ranas, como este ejemplar, el Pez Rana Gigante, Antennarius commersonii, son lentos y no poseen espinas venenosas u otras defensas por lo que su posibilidad de sobrevivir es directamente proporcional a la posibilidad de no ser vistos y pasar desapercibidos.
En estas artes son auténticos maestros y para ello cuentan en primer lugar con su inmovilidad pues es difícil distinguir algo que no se mueve. Pero además imitan el color (homocromía) y la forma y textura (homotipia) del lugar en el que se asientan. Pueden cambiar el color e incluso la textura de su piel en un tiempo que oscila entre varios minutos y varios días hasta alcanzar el aspecto de la esponja, tunícado (como en este caso) o alga donde se encuentren.
Escrito por Aurelia Artolachipi
Foto: Manuel Campillo
Diciembre +info